Tercera y última entrega de los relatos del Concurso Literario Deportivo

Tercera y última entrega del Concurso Literario Deportivo del blog.

Hoy presento a los siguientes relatos:

E- "GOL" de Alfredo Tapanes.
F- "EL PENALTY" de Santiago Blas.
G- "MAL CORAZÓN" de Luis Alberto Mancilla.

Gracias por vuestra participación.


E- "GOL" de Alfredo Tapanes.

¡Gol, gol, gol, gooooool, del Barça! La garganta de Germán García empapa de alegrías un grupo de corazones al otro lado del atlántico. La fuerza del relator nos hace sentir que compartimos una butaca en el mismísimo Camp Nou, el templo donde brota la sangre blaugrana que corre por nuestras venas con la furia de un fórmula uno. Esta pasión nació hace quince años cuando Romario y Stoichkov, se inventaban una samba-balcánica en zapatillas bordadas con goles divinos. Se avivó con los Ronaldo, Guardiola, Luis Enrique y Rivaldo. Hasta llegar a Puyol, Xavi, Ronaldinho, Etóo, Messi. Un héroe tras otro que se enfunda la playera azulgrana, y sale a la cancha para morir por ese escudo que vibra en el pecho.
En Cuba existe un clan culé, una suerte de amigos con un denominador común, --El Barça--.Resulta difícil imaginar que en esta tierra lejana los colores se sientan tanto. Para nosotros, los partidos son el espacio de tiempo en que nos sincronizamos a un sentimiento universal, a una fuerza indetenible que baña de azul y grana hasta el último rincón de nuestras almas. El caso más maravilloso de todos es el de Alfredo, un chico de quince años de edad. Hace tres, sufrió un accidente automovilístico que le despertó a la mañana siguiente, amputado de su pierna izquierda. La vida se quedaba con un millón de sus ilusiones en el quirófano, las pocas que quedaron se aferraron a la salvación de un sueño, a una pasión repleta de optimismo, y a un equipo de fútbol.
Su rostro parece tragarse el nervio del relato, con una extraña sensación, moviliza todos los músculos al intuir que viene el gol. Hasta el recuerdo de la pierna que partió cuando más la necesitaba, le acompaña hoy para gritar con una fuerza desbordada el jolgorio que está a punto de estallar en su corazón. Dos segundos y Germán acopla la voz hasta dejar surgir la magia; se escucha rugir la grada y se encienden sus ojos hasta gritar una docena de veces la más maravillosa de todas las palabras, gol.

F- "EL PENALTY" de Santiago Blas.

Cuarenta mil forofos seguían en el campo el partido en el que brasileños e italianos se jugaban la final de la Copa del Mundo de fútbol. La televisión, la radio e internet, por su parte, mantenían paralizado al resto del planeta.

El encuentro se acababa e Italia ganaba por un gol a cero, cuando ocurrieron dos hechos capitales. El primero fue una jugada de Rapidinho que, tras recibir el cuero de Fufú en el centro del campo, regateó a todos los jugadores azules que encontró hasta el área transalpina, donde lo derribaron. Penalty.
El segundo hecho, aunque no por eso menos importante, consistió en el aterrizaje de un OVNI en mitad del césped.
Cómo se plantó allí aquel artilugio metálico, lleno de ventanas y luces, todavía hoy es un misterio. Para unos se trataría de viajes en el tiempo; otros hablan de nuevas dimensiones... Incluso los hay que achacan todo el suceso a una especie de alucinación colectiva. Años después no hay nada seguro. Pero sí opiniones, tantas como opinantes. Aquel día, en cambio, a nadie, desde la grada o desde casa, se le ocurrió otra cosa que mirar absorto el terreno de juego. Nadie supo cómo actuar: ni público, ni autoridades, ni jugadores, ni árbitros, ni periodistas, ni el delegado de campo,... ni el utillero. Nadie. Pero, honestamente, ¿alguno sabría qué hacer en semejante situación ?
Abajo, en la cancha , entretanto, una especie de escotilla se abrió en la nave . De su interior salió un hombrecillo verde, con antenas. Vestía un mono brillante y muy ajustado, encima del cual lucía la camiseta amarilla de la selección carioca.El marciano (¿eso era?) llegó hasta el área italiana, cogió la pelota, la puso cuidadosamente en el punto de penalty y, tomando carrerilla, chutó. El esférico salió tan desviado que acabó derribando el banderín de córner.
Se oyeron murmullos de desilusión en las gradas.Cabizbajo, el visitante de las galaxias se dio la vuelta y caminó lentamente hacia su vehículo, desapareciendo por la misma escotilla.En menos de un minuto, se encendieron los propulsores y ,con un ruido atronador, la nave abandonó la Tierra, dejando una estela de humo gris.
El planeta seguía sin reaccionar. Hasta que, con un pitido prolongado de silbato, el árbitro puso fin al encuentro: ITALIA, 1 - BRASIL, 0
Los sudamericanos, disconformes con el resultado, protestaron ante la FIFA.

G- "MAL CORAZÓN" de Luis Alberto Mancilla.

No se si fue un mal sueño. Era en una especie de aduana, un anciano empleado administrativo vestido con una especie de sábana blanca, pedía tu nombre, estado civil todos esos datos que sirven para confirmar que tú no eres yo, y pesaba los corazones que llevábamos y anotaba números en un libro. A sus espaldas dos enormes puertas y un luminoso letrero: “Bien Venido al Cielo”, nadie notaba el error ortográfico.
Estaba en la fila con mi corazón en la mano esperando lo pesaran unos paliduchos ángeles, algo afeminados, eran los ayudantes. En alguna parte había leído que la religión egipcia durante el Juicio Final creía en algo parecido, comparaban el peso de las malas obras y te condenaban al cielo o al infierno. No era para estar tranquilo ni era un tramite cualquiera se decidía mi futuro celestial. Parecía estar en la urgencia médica esperando ser ingresado a hospitalización, exámenes, formularios, miradas extrañas, impaciencia, la sospecha de una enfermedad mortal o contagiosa y nadie dice nada. Todos en silencio en un paisaje de nubes, por la derecha revoloteaban ángeles vestidos de blanco tocando la lira, instrumento pasado de moda. A la izquierda un túnel de negras nubes, un anarquista letrero decía “Infierno”, y un diablo de malacatoso aspecto, con un tridente en la mano custodiaba la entrada.
Hacia frío, yo desnudo, con mi corazón en la mano, parado en una nube gris, delante mío tres personas, y Don Peter en su escritorio, al lado una balanza y un grupo de ángeles pesando corazones. Antes de mi una desnuda anciana de gestos bondadosos. Mire detrás mío buscando alguna desnuda actriz porno, todas eran personas de la tercera edad. El primer lugar de la fila lo ocupaba un carpintero. Llega con ventaja, pensé, es del mismo oficio del padre terrenal del hijo de Dios, llevaba un corazón blanquísimo, y se vio feliz cuando le entregaron su túnica madridista.
Llegó mi turno, colocaron el corazón en la balanza. Equilibrio perfecto. San Pedro lo tomó entre sus manos, miró con seño fruncido, y murmuró: Noto un ligero olor culé
---Estas franjas Azulgrana no son saludables, dijo.
Ahí no más se notó lo madridista. Yo con mi acento sudaca quise defender mis legítimos derechos a gozar de las bondades celestiales. Entonces, apareció la herencia del innombrable aquel en cuyos funerales estuvo nuestro lobo feroz con sus gafas negras y su enorme capa gris.
Al infierno no más te fuiste…! Gritó desaforado, y desperté en mi cama.
El sábado siguiente pinte un cartel que desplegué en la galería:
¡Por el Barça no me importa el Infierno…¡

Saludos. VISCA EL BARÇA!

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Y recordad: la votación de los relatos empezará a las 23 h del 20 de abril y finalizará a la misma hora del día 21 de abril. Durante 24 horas podréis valorar los siete trabajos presentados en el Concurso Literario Deportivo. Vuestra participación es imprescindible.